Ni el frío maltrata tus desmanes
ni el hielo se cobra los denarios:
un corazón brotando te proclama
y sabes que este sol también comulga con los álamos.
De esos árboles prefiero no habitarte;
muéreme con ellos,
porque no soy la resurreción, no soy la vida,
ni tú dispones del tiempo que no hicimos:
son las horas del tiempo que no hicimos:
son las horas que nunca recordaste.
Juvenal Soto